sábado, marzo 31, 2007

Monterrey: La Sultana del Norte


"¡Arriba El Norte! - Y a quien no le guste, po's que mire el mapa... " - dicen por ahí. ¿Será?

Visita a Monterrey. De trabajo para variar. Pero esto no es lo que mas me mueve, sino el hecho de regresar a esta ciudad después de casi un año de haber estado aquí por última vez. Y a mas o menos 6 años y un mes de haberme movido de aquí a Ciudad de Mëxico. Hay cosas que no cambian: el clima es una de ellas y la amabilidad de la gente es otra de ellas. Hay cosas que sí cambian: cada vez hay mas vialidades, nuevas colonias que van surgiendo aquí y
alla, nuevos edificios en predios que antes estaban vacíos. Esta ciudad crece a pasos agigantados.

Y es que a Monterrey le debo mucha de mi formación profesional: no solo estudié aquí, sino que aquí tuve mis primeros dos empleos formales: uno dentro de la misma universidad y otro en CITI, una compañía, ahora ya veterana de los servicios administrados de Internet. Una ciudad donde en todos los estratos sociales la cultura de trabajo se encuentra muy arr
aigada y se habla siempre de “ir al jale”. Una ciudad donde me parece las relaciones entre trabajadores y patrones son mucho mas directas que en otros sitios: donde la eficiencia y el tesón aplicado al trabajo definitivamente tienen su recompensa, y donde los patrones no tienen empacho en compartir con los empleados el fruto del trabajo, siempre y cuándo éstos respondan. Interesante igual el sentido de pertenencia y orgullo de la gente por pertenecer a tal o cual “familia corporativa” de las muchas que hay aquí (Cervecería, CEMEX, Hylsa e IMSA, Vitro, Alestra, solo por nombrar algunas que vienen a la mente rápido), y obviamente los beneficios que esto conlleva.

Para mí, en lo personal, la oportunidad de poder saludar a algunos amigos y de paso platicar de cosas de negocios. La escapada a la Universidad donde estuve estudiando por 6 meses mas de los convenidos (5 años en lugar de cuatro años y medio) por causas que quizá otro día explique, pero completamente reno
vada. Ver la torre de Rectoría completamente nueva. Fui a preguntar sobre un trámite que necesito hacer para mi maestría y me encontré con una atención bastante buena (bastante mejor que por teléfono también) y todo bastante mas eficiente y “modernizado” que lo que yo recuerdo de cuando estuve por allá. El encuentro con gente del aquel entonces “Club Informática” y la Dirección de Sistemas e Informática de la Universidad: amigos que se dejaron de hace tiempo y gente que todavía está ahí. Saludé a Alma López, veterana –profesionalmente hablando, claro está- de los servicios del acceso a Internet. Luce igual de joven que la última vez que la ví, al igual que Elda, ahora asistente del Director de Sistemas. Comenzaré a creer que por las mujeres pasa mas lento el tiempo. No pude platicar con Dago (Dagoberto Salas), “culpable” de muchos de mis intereses en Seguridad e Internet, a quien debo mucho por la paciencia con que me explicaba, allá por 1993, cómo usar VMS, Digital UNIX, archie y verónica para hacer búsquedas de FTP y Gopher. Lástima que no pude saludarlo, porque me hubiera gustado darle un gran abrazo y ver cómo estaba.

Después, Una plática muy breve pero muy fructífera con el Ingeniero Alberto Zambrano, que fue mi jefe hace ya mas de 10 años, y que en aquel entonces dejó una muy grata impresión en mí, y una persona de quien profesionalmente aprendí muchísimo, cosas que
sigo aplicando al día de hoy. Me dijo que la Universidad ha logrado bastante en materia de Informática: Sistemas Escolares completamente integrados, con mucha tecnología hecha (sistemas y procesos) por gente de la propia universidad, servicios avanzados de aprendizaje usando tecnología. Este hombre es una persona de mucha visión de tecnología aplicada “al negocio” que en el caso de la Universidad es, obviamente, la educación. ¡Cómo merece este señor estar ahí y cómo me gustaría que siguiera ahí, además de que le reconocieran mejor su gran trabajo!

En Monterrey conocí a varios de mis grandes mentores profesionales (al Ing. Zamb
rano, a Dago Salas, a David Treviño y Antonio Herrero de CITI) y gracias a Monterrey conocí al otro gran mentor profesional que tuve (Vicente Amozurrutia). Todos ellos, de alguna forma o de otra, mis jefes. Ahí conocí a mi primera novia, ahí conocí amistades muy grandes y personas que hicieron diferencia en mi vida, cuyos nombres mejor prefiero no mencionar por temor a omitir a alguien, ya que fueron tantas personas y mi memoria es cada vez mas mala…

Me gusta Monterrey. Extraño vivi
r aquí sin tanto ajetreo como se vive en la Ciudad de México (aunque el tráfico también aquí ha crecido horrores). Me gusta la forma en cómo se vive, todavía dando importancia a la convivencia entre amigos y entre familiares. El sentido de que estás en “un ranchote” donde todos se conocen, mientras disfrutas de los beneficios de la ciudad. La gente de aquí, especialmente las chicas, se enojan cuando digo que Monterrey es una ciudad fea. Pero es la verdad. Para mi gusto, le faltan mas parques públicos y mas monumentos. Quizá camellones mejor planeados. Falta igual una oferta cultural mas amplia, pues aun conserva su fondo de ciudad industrial que ha sido por mucho tiempo (a causa de lo cual ha crecido, y a causa de lo cual ha sido tan próspero como es). Pero a pesar de eso, extraño vivir ahí, con todos los amigos que hice durante una etapa fundamental en mi vida, en parte de mi adolescencia. Tierra de muy bonitas mujeres, excelente carne (aunque por desgracia, la oferta gastronómica queda ahí, casi), gente muy trabajadora, y para mí, todavía conservo el cariño de considerarlo mi segundo hogar, después de Naranjos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludooooooooooos !
que andes bien

gH