miércoles, junio 16, 2010

Inicio del mundial fuera de casa...


Segundo mundial de Futbol consecutivo que me toca comenzar fuera de casa. Hace 4 años (Alemania 2006) me tocó comenzarlo en Tel Aviv. En aquella ocasión me acompañaron Guto y Kris a un bar en Tel Aviv (Mike's Place, tristemente famoso por haber estado envuelto en un ataque terrorista años atras) a ver el partido inaugural entre Costa Rica y Alemania.

Ese año, como "práctica" en mis viajes hacia Centro y SudAmérica estuve comprando las camisas de las selecciones de los países que estarían yendo a la copa: Brasil, Ecuador, Costa Rica entre otros. A la inauguración del partido decidí llevarme la camisa de Costa Rica, claro; apoyando al equipo latinoamericano que estaba en ese momento jugando. Habiendo varios alemanes ahí, y siendo yo el único que vestía la camisa costarricense, fué mas o menos normal el que la televisión se acercara con nosotros y nos comenzaran a entrevistar: de simples expectadores pasamos a un status de fama temporal ahí (los clásicos 5 minutos que dicen todo mundo tiene en algun momento).

Ahora la historia se repite: Me tocó recibir el mundial en el aeropuerto de Perú, esperando el vuelo de regreso a casa. Esta vez, con algunos amigos de Chile y Argentina (equipos que igual estban en el mundial), pero con el sabor especial de ser el equipo que abría la competencia teniendo enfrente como rival nada menos que al anfitrión SudAfrica. Mi pronóstico de 1:1 se hizo presente, cosa que venía de pensar que el anfitrión es siempre complicado por su condición de local y por el apoyo de la gente, pero además del nervio que seguro a mas de uno ("conociendo a mi gente", como se dice por acá) le habrá dado solo por estar ahí. A fin de cuentas, los mexicanos somos muy emocionales y esto para bien o para mal, se suele reflejar muchas veces en ocasiones como esta... Sustos de vez en cuando, desepero temporal con el gol en contra, alegría con el gol del empate, esperanza con la actuación del equipo, toda una mezcla de emociones que acompañaron ese momento...

En fín, ya pasó. Quizá un momento solo para el anecdotario que será contado a los nietos una y otra vez en su momento, como suelen hacerlo los abuelos... pero de esas experiencias que vale la pena vivir. ¿Quién sabe? - tal vez en cuatro años el ignaugural me toque tenerlo en vivo. Siendo en Brasil, no es nada descabellado. Pero solo Dios dirá...