lunes, agosto 27, 2007

El demonio y la Srita. Prim


Ese es un libro de Paulo Coelho que leí hace ya algun tiempo. La temática es interesante y habla sobre cómo se puede sacar lo mejor y lo peor de un ser humano. En el libro, un extranjero llega a un pueblo pequeñito, y sobre la promesa de una recompensa, el forastero quiere que los peores sentimientos salgan de los habitantes del pueblito, para poder el también justificar los propios actos. Dejo el relato sobre el libro hasta ahí, porque vale la pena leerlo (en mi opinión) y como en las películas, es mejor dejar el relato sin concluir, para poder degustar mejor el libro.

Me pasó algo curioso. Algo de lo que no me siento nada orgulloso, pero que siento la necesidad de sacarlo. Resulta que el fin de semana voy a visitar a mi madre, a Naranjos. Pueblo quito, apacible, pequeñito. En esas, el día que me regresaba llevo a mi madre al mercado y dejo el auto en un estacionamiento que está por ahí (en la calle no había espacio y dejarlo en el estacionamiento se me hizo lo mejor, por las prisas). Sucede que al regresar a recoger el auto, no podía salir porque atrás de mí estaba una camioneta (de un partido político, a juzgar por la publicidad que traía toda la camioneta) estorbando y el espacio era reducido. Después de intentar sacar el auto, simplemente no pude, por mas que lo intenté...

Salí para decirle al responsable del estacionamiento (que me imagino no era el dueño), que por favor moviera la camioneta. El señor simplemente me dijo “sí sale, no necesito moverlo”. Yo le insistí que no salía, y ahí comenzó la discusión. Después de algunas palabras, resulta que me enfadé y le dije a mi madre que nos fuéramos de ahí, iba a dejar el auto y después regresaba por él. El tipo me dijo que no, que sí podía salir y volvimos a hacernos de palabras. A estas alturas, entre el hambre y mis pocas pulgas, me alteré y le dije (en tono poco amigable) que si podía que lo sacara él. En lugar de tomarme la palabra, el señor me comentó que no, que yo lo sacara, que no tenía por qué, que el iba a Galeana (una ranchería muy cerca de Naranjos) y que siempre me veía ahí, que no tenía por qué enfadarme. Esto último me irritó aun mas, porque lo dijo de una forma muy despectiva, lo cual obviamente no me pareció (aparte de que decirle a alguien que es de una ranchería, es una de las formas locales de tratar de hacer menos, humillar pues, a alguien en particular). En mi alteración, saqué un billete y le dije que si el problema era el dinero, que ahí le pagaba y le arrojé el billete al suelo, diciéndole que lo recogiera. Mal de mi parte. Muy mal, pero en ese instante sólo sentía el coraje conmigo, y honestamente no recuerdo bien qué siguió. Solo sé que mi madre, con cordura en ese momento, le dio las llaves al señor para que sacara el auto, lo cual acabó haciendo y al final, nos marchamos. En el inter, hubo gente que presenció la escena y obviamente vió mi mal actitud. Poco me importó, dejé el billete ahí, tratando con esto de humillarlo para que de cierta forma sintiera lo que yo había sentido, y me marché…

Después de que el coraje se me bajó, vino el sentimiento de culpa. Normalmente no soy así ¿Qué me había pasado? No lo sé. Pero el punto donde mas me molestó fue al sentirme que me habían tratando de humillar, tratándome de hacerme sentir menos por tener sangre (y apariencia) de indígena huasteco; parte de la cual me siento -por cierto- muy orgulloso. Por otro lado. ¿Fue la situación, el momento, o una combinación de eso u otras cosas? – No lo sé, pero no debí haber actuado así. Y no me sentí bien por eso. La culpa se apoderó por un buen rato (mas de un día) de mí; pero lo hecho hecho estaba y no cabía mas que pedir disculpas (Cosa que intentaré hacer cuando regrese) y pedir a Dios perdón por haberme portado así. Justo la noche anterior había asistido a misa y ahí justo el sacerdote decía "es mas fácil responder una ofensa que presentar la otra mejilla como Cristo nos lo pide". Y de verdad que ahora comprobaba que era muy cierto...

Curiosas las cosas que a veces sacan lo mejor de nosotros, pero también curiosas las cosas que sacan lo peor de nosotros, como lo expone en particular este libro de Paulo Coelho… Extraño que a pesar de que queramos ser buenos, tal cual se supone debemos ser, no siempre lo conseguimos, y todos tenemos nuestro lad
o obscuro con el cual tenemos que vivir. En estos días (después del incidente) estuve leyendo también un libro de Cuentos de la tradición judía (Parte del Talmud). Una de las cosas que mas me impactó fue al leer en el prefacio (refiriéndose al libro y al Talmud) lo siguiente: “Todas las historias reflexionan la fuerte convicción que el judío tiene de la existencia de Dios y de la gratitud que siente por El en todos los momento de la vida, buenos y malos. Un lenguaje fuerte, con historias que presentan desde el mas simple de los mensajes hasta las aventuras mas extraordinarias, reflexiona el modo de pensar, sentir y actuar de un pueblo, para el cual nada es tan malo que no pueda tener algo de bueno y nada es tan bueno que no pueda venir a tener su parte de maldad. A excepción de Dios, todas las criaturas son buenas o malas, dependiendo del momento, contexto o punto de vista. De esta forma, una planta milagrosa puede llevar la muerte o un pequeño diablo puede salvar vidas. Un rey puede ser el mejor de los seres, sabio, bueno, tonto, avaro, la peor de las criaturas o tener todas estas características, dependiendo del momento”.

Después de leer todo esto, al final del día igual me seguí sintiendo mal. No es de cristianos portame como lo hice e igual creo firmemente que no debí haberlo hecho y me arrepiento por lo que hice, pero comprendo que al final soy humano, puedo cometer errores, aunque también cabe a mí enmendarlos y aprender de ellos. Y que al final del día, creo que Dios también entiende eso, o no nos habría dado la sabiduría de los libros sagrados, ni nos habría enviado a su hijo a redimirnos.

sábado, agosto 25, 2007

Copias, copias y mas copias...

¡Rayos! – Hace un par de días estaba en esas tonteras de cambiar de canales a la tele, buscando algo en qué perder 15 minutos que tenía que esperar. Cuando escucho “Gaviota” en una novela de la que ya me habían hablado: “Destilando Amor”. Me bastaron 5 minutos mas de la historia para darme cuenta que era un refrito de “Café con Aroma de Mujer”, telenovela colombiana que por lo menos tiene 10 años. Y sí, igualita. Solo que ahora la gaviota era jimadora y no recolectora. El escenario era Jalisco y no Colombia. El producto era tequila y no café. La producción es en una hacienda y no en una finca. ¡Caray! – pero todo lo demás igualito.

Ya pasó también con “Bety La Fea” (Colombiana) y “La Fea mas bella” (Mexicana).


No, no soy fan ni adicto a las telenovelas: no me da tiempo y mi época de telenovelero acabó por allá con María Mercedes, porque no había mas que ver en el único televisor de la casa cuando mi madre tomaba el control en la noche. Pero ¡caramba! ¿Qué se nos acabó la creatividad o qué?

Digo, criticamos a los chinos por “copiones” ¿y ahora nosotros también haciendo lo mismo? – Digo, en Colombia hay gente muy creativa (mis respetos), pero nosotros también tenemos creatividad. ¿O qué, sigue copiar “El Clon” de los brasileños para hacer un refrito mexicano?

En cine vamos muy bien. Por favor, no vayamos a comenzar a copiar también ahí… :-)

lunes, agosto 13, 2007

Domingo de corrida, amigos y un poco de alcohol

Correr el domingo. Sin entrenamiento. O con muy poco entrenamiento, mejor dicho…

De solo una semana antes, 3 días solo y nada que en realidad garantizara que fuera a terminar lo que un año antes fue pan comido. Nada fácil, pero Diana y yo tomamos el reto.. Yo porque quería hacerlo de nuevo y quería estar con ella, y aprovechar un poco para estar con sus amigos y compañeros de trabajo. Ella porque tenía una apuesta con Armando, que acabó perdiendo…

En la corrida nos fue bien. Al menos terminamos, y de acuerdo a nuestros cálculos hicimos menor tiempo que el que habíamos hecho juntos la última vez, aunque como quiera fue mas de una hora lo que hicimos… El circuito (que fue saliendo del Bosque de Tlalpan, y metiéndonos por unas calles que sabrá Dios cuáles eran) estaba algo pesado. Con muchas subidas y bajadas. Y pues con la escasa preparación, esto se sintió aun mas. Al final sin embargo, conseguimos llegar a la meta… vivos ;-)

Luego ahí a reponer las calorías perdidas, desayunando unos tacos que nos recomendó Armando. Fuimos con su esposa y sus hijos, y con Raul y su novia. Nos encontramos a Ramón en el camino y pues… desayunamos juntos. De ahí, Armando nos invitó a su casa a pasar un momento ahí. De un momento se convirtió casi en el resto del día. De la bien surtida bodega de licor, Armando nos hizo degustar a sus convidados diversos tipos de delicias embriagantes, siendo la estrella de la tarde algo llamado “XTabentun”, originario de Yucatán según me platica; un licor con sabor y contenido de miel, bastante agradable al paladar. Pero con la mezcla, pues mejor probar poco. Especialmente siendo el conductor resignado...


En el transcurso, charlas sobre la vida, el trabajo, los conocidos (mas de ellos que míos). Las anécdotas, las remembranzas, las ilusiones, las experiencias. Una tarde agradable con amigos, de esas que hacen falta de vez en cuando para recordar que se está vivo y que el hombre al final es un animal social… :-)


Entre adolorido y medio “alegres” por las copas ingeridas, Diana y yo nos regresamos algo tarde. Pero un lindo día para los dos…