martes, mayo 15, 2007

Mi Divorcio

Hoy recibí finalmente de mi abogado los documentos que me acreditan oficialmente como miembro del club de los divorciados. Después de un año mas o menos de haber comenzado a investigar los procesos que eran necesarios para poder llevar a cabo la disolución del vínculo matrimonial, como le llaman los abogados, finalmente estaba conmigo el documento que decía que todo estaba consumado.

Fue algo extraño el ver esos documentos en mi mano. Cuando pasé a mis 30, la sensación de que quizá no había hecho lo mejor para mi vida en este aspecto, me acompañó por un buen rato. Ahora, parte de esas memorias volvían conmigo, pero esta vez de un modo diferente: con la certeza plena de que había hecho lo correcto, y no arrepintiéndome ni de haberme casado, ni de haber decidido que lo mejor para mi relación con Renata era divorciarme.

Por mas o menos 5 minutos que fueron los que el abogado estuvo conmigo, pasaron por mi cabeza varias imágenes: de cuando Renata y yo comenzamos a escribirnos por Internet mas o menos por 1999, en 2001 cuando finalmente nos conocimos en persona, cuando conocí a su familia en Canadá (y el shock de que mis exsuegros me hayan permitido quedarme en su casa y estar en el cuarto de ella, a pesar de que no éramos prácticamente nada), los dos años y siete meses que vivimos juntos, con altibajos, antes de casarnos. Los amigos comunes conocidos, las reuniones con ellos, la gente con quien tratamos en conjunto, los planes que teníamos, lo difícil que fué decirle a mi familia que estaba viviendo en unión libre (algo que no es tan bien visto en familias tradicionalistas como la mía) pero al final, todo marchando bien. En fín, las cosas que se vivieron juntos...

Depués, todo el proceso que tuvimos que pasar para sacar los papeles que permitieran casarnos. Las promesas, los acuerdos, las ilusiones para la boda. Las dudas (tanto de ella como mías) de si estábamos haciendo lo correcto y el impulso de seguir delante de cualquier modo. El día de la boda, que fue muy sencilla pero realmente Mucho mayor de lo que habíamos planeado, con el trago amargo de que nadie de su familia vino. La luna de miel que (culpa mía) quizá fué un poco mas rápida y menos romántica de lo que esperaba...


Luego de eso, los meses siguientes que fueron de problema tras problema hasta que decidimos separarnos. Su regreso a Canadá (por tercera vez) en enero de 2005, para ser ésta la definitiva, aunque todavía por un largo año estuvimos revisando si es que podíamos hacer algo por la relación. El estar en la casa y llegar a ella con recuerdos cada día, de lo que había sido y no fue.

No fue nada fácil tomar la decisión. El recuerdo de haber platicado por teléfono que era lo mejor para los dos, sabiendo que en ese momento todavía existía algo entre nosotros, pero sabiendo también que las diferencias que no se pudieron arreglar en su momento, no se arreglarían nunca. Diferencias que iban desde el sitio donde vivir, si siempre se respetaría el acuerdo que teníamos de intentarlo en México por un año y si no funcionaba ir a Canadá. Diferencias que incluían parte religión, parte decisiones de vida como el tener o no hijos, parte la manera en cómo debíamos tratar a nuestras respetivas familia. Diferencias de cultura, de pasado, de tradiciones y de tantas cosas que no nos dimos cuenta (los dos), por una razón o por otra, a tiempo...

Ahora todo esto quedaba atrás... No es fácil tomar una decisión así, pero estaba hecho y no sólo no hay vuelta atrás, sino que al tiempo presente me queda la certeza de que fue lo mejor que pude haber hecho.

Quedan los recuerdos bonitos, las ilusiones vividas y hechas realidad. Los momentos de felicidad que no se olvidan. La huella profunda que deja en tu corazón alguien que fue muy importante para ti, pero sólo eso. Lo que fue. Porque en definitiva ya no lo es mas. Como alguien decía: el amor es como una planta, que si no riegas y cuidas, acaba por secarse. Eso mismo pasó con esto.

Ahora es sólo un recuerdo, muy bonito, pero que pertenece al pasado. Como todos los amores que fueron verdaderos, creo que los llevas contigo hasta el final de los días, pues no puedes olvidar lo que te dieron y lo que entregaste a ellos. Quieras o no, una parte de ti queda con ellos y una parte de ellos queda contigo para siempre. En técnicas forenses se dice que dos entidades que han tenido contacto dejan huellas la una sobre la otra. Creo que con el amor es igual.

Quedan en mi enseñanzas de esta vivencia. Errores que no cometeré mas, comentarios que no me aguantaré mas, expresiones que no reprimiré mas. Lo importante es que, como de toda experiencia, por mas mala que sea, algo siempre se aprende…

Finalmente divorciado. Cuando estaba mas chavo, siempre bromeaba con eso cuando me pedían estatus civil. Ahora es una realidad… se siente extraño, pero… es parte de la vida.

Felizmente divorciado. ¡Hey! Libre de amar nuevamente, y libre de decirle al mundo entero que estoy nuevamente enamorado… como realmente lo estoy… :-)

lunes, mayo 14, 2007

Tres semanas muy ajetreadas...



Casi no he parado en estos días. Después de la reunión en Vancouver, fué viajar para Acapulco a una convención con distribuidores (de donde conseguimos una nota en la prensa para Fortinet), y donde nos tomaron una foto muy mona a Montserrat, Saul, Joel y a mí.


Después de eso fué ir a Chicago (primera vez para mí) a un entrenamiento de los ingenieros de las Américas. Un entrenamiento que fué de lo mejor en las carreras de muchos de nosotros. Para mí, como parte de los organizadores, fué una experiencia única. Para los ingenieros que asistieron, fué también una experiencia bastante grande. La ciudad se veía bonita e interesante en lo poco que alcancé a ver en el tiempo de los translados. Me parece que valdría la pena después volver a hacer turismo por ahí. Desafortunadamente, sin ningun tiempo para salir a tomar fotos, pero sí para tomar un camión mas de "Visit México" en el tránsito.

Después, regresar sólo por Un día a México para asistir a una reunión de personal reciente en la empresa y un "Quarter busines review" en el corporativo de Sunnyvale, donde muchas de las cosas que tuve que hacer fueron nuevas para mí. Pero me gustó hacerlo. Como siempre, el tener retos nuevos enfrente de mí me anima muchísimo.

Al regreso, un fin de semana con Diana en Hacienda Vista Hermosa para celebrar su cumpleaños, el cual incluyó una noche con fantasmas (dicen que en esa hacienda hay, y la incrédula parece que creyó, pues me dice que escuchó ruidos y toda la cosa, pero bueno) y un relajante descanso en un sitio alejado de toda civilización. Sin ruidos, sin tráfico, sin nada. Ideal para tomar fuerzas después de casi un mes marcado por viajes contínuos de un sitio para otro y carga de trabajo muy fuerte...

Poco tiempo para actualizar el blog, pero como siempre, aquí algunas fotografías de algunos de los sitios visitados...