domingo, marzo 18, 2007

Mais uma vez, O Brasil


Brasil. Bonito país… A mucha gente le he dicho que de no haber nacido mexicano, quizá hubiera elegido nacer israelita o brasileño. Aclaro: soy mexicano orgullosamente hasta las venas. Amo mi tierra y siendo un profundo respeto y cariño por el país en el que crecí y en el que vivo. Pero debo reconocer que naciones que forjen una cultura e impacten al mundo del modo en que lo hacen México, Israel o Brasil, son pocas... y uno se tiende a identificar con ello.

Los Brasileños son orgullos
os de su tierra. Inclusive las compañías de un modo u otro, tienden a usar slogans del tipo “Orgulhosamente Brasileira”. Y es que no es sólo del futbol, su selección cinco veces campeona del mundo y sus estrellas (como los célebres Ronaldo, Ronaldinho, Dunga, etc., etc.) que han hecho historia en el deporte es que los brasileños están orgullosos. No es solo de Pelé y de Ayrton Senna. Los brasileños son orgullosos de su música: de la samba, de la bossa nova, del forró y de tantos ritmos que invitan a uno a abandonarse en ellos y solo disfrutar, escuchando o bailando. Los brasileños están orgullosos de su idioma. Aunque en realidad no es de ellos, el portugués que recibieron ahora está modificado, y no es raro encontrar que los textos internacionales en portugués diferencien el portugués brasileño del portugués europeo. Aun así, para ellos es importante el hacer el esfuerzo de hablar/entender el idioma. Los brasileños están orgullosos de su comida: de los excelentes cortes de carne. De la picanha y la fraldinha. De las churrascarías y de la pizza Paulista. Los brasileños están orgullosos de sus playas: De Ipanema y de Natal y tantas otras. Los brasileños están orgullosos de sus empresas. De TAM, Petrobrás y de Embraer, por mencionar algunas, que han sido capaces de tener presencia internacional exitosa: Brasil vende aviones a Estados Unidos y Petrobrás está presente en varios países suramericanos. Los brasileños están orgullosos de sus mujeres. ¡Y con mucha razón!

Mucho que admirar en el país. Por desgracia, poco tiempo para mí para estar en él. Llegué a Sao Paulo: el principal centro de negocios del país, y donde se mueve la mayor cantidad de dinero que viene de la iniciativa privada. Muchos edificios, mucho tráfico, mucha gente en la calle. Casi todos con prisa, como ocurre en las grandes ciudades.

Como siempre, el estar de trabajo no deja mucho tiempo para disfrutar el sitio. Aun así, como llego desde el domingo, aprovecho para ir un ratito a un centro comercial y comprar algunos discos que andaba buscando: No encontré el de Tribalistas pero a cambio sí encontré uno de Luka que estaba buscando hace tiempo. Aprovecho para comprar libros también y así al leerlos practicar mi portugués leído. Para mi fortuna, encuentro que mi portugués hablado no está tan “pior” como yo pensaba, y al menos da para que me entiendan y poder moverme sin problemas. Llamo a un amigo y se reúne conmigo en el centro comercial. Está con su novia. Vamos por ahí a buscar algunos otros libros y discos que me faltan, después a tomar un café y comer unos pastelitos (que allá se llaman “bolos”) y finalmente a cenar Pizza. “La mejorPizza del Mundo está en Sao Paulo” escuché ya muchas veces. Y aunque solo la he probado 2 veces, honestamente sí se me hizo de mejor sabor que inclusive la Pizza que probé en Italia.

Comienza el siguiente día el ajetreo del trabajo en la semana. Reuniones, pláticas y demás. Tuve la oportunidad de hacer mi primera plática pública (dista mucho de ser “conferencia”) en portugués. Ya anteriormente había presentado en inglés (curiosamente La primera vez que presenté en inglés fue también en Sao Paulo) y ahora me tocó hacerlo en el segundo idioma con el que me siento identificado. Fue un perfecto portuñol (como lo dijo mi jefe en tono de broma), pero un portugués mejor de lo que yo mismo pensaba, según los amables comentarios de los asistentes al evento - aunque mi acento portugués suene mas bien al portugués de Portugal (¡gracias Pedro! ;-) - y dado que la mayoría de los chistes/bromas en Brasil son sobre portugueses tontos (Así como en México son de Gallegos), ni les quiero decir sobre los chistes que pueden salir de un Mexicano hablando portugués con ese acento :-P

En eso, parte del itinerario es ir a Brasilia, y allá vamos. Brasilia, ciudad planeada para ser capital del país – que aunque inicialmente iba a tener alrededor de 700,000 habitantes acabó teniendo 2,400,000 o eso me dice el taxista. Al llegar pasamos por la casa presidencial donde vive Lula, que es distinto de donde tiene su oficina. Luiz Inacio da Silva (Lula): de los primeros presidentes lationamericanos en esa onda izquierdista que ha invadido varios países de Latinoamérica, perio quien no tiene empacho en recibir a George Bush una semana antes. No que necesariamente simpatice yo con Bush, pero se me hace interesante el mensaje político que esto significa. Me dicen que si la bandera está a toda asta, significa que el presidente está ahí. Si no, es que el presidente está fuera de casa. El presidente, por lo menos ese día, estaba ahí.

Es sorprendente lo bueno que puede ser tener una ciudad dedicada a ser capital del país. ¡Ojalá todo mundo hiciera eso! – Al menos si copiáramos esto en México, Ciudad de México quizá sería un lugar más habitable, menos poblado y con menos de los problemas que le significa ser el principal polo de inversión y centro de negocios, además de ser la capital política.

Reuniones, cenas, copas. Los negocios van muy bien… - pero es tiempo de regresar. A mi regreso, paso por Río de Janeiro solo al aeropuerto. Originalmente la idea era quedarse ahí un día, pero no se pudo porque me tuve que quedar más tiempo en Brasilia. Pero valió la pena…

Una vez mas, Brasil. Lugar mágico de buenos amigos, mucha cultura, buena comida y mucho que aprender y disfrutar…

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