miércoles, septiembre 13, 2006

La naturaleza de la acción de la fé


¿Qué lleva a un musulmán a cumplir con el mandato de visitar La Meca al menos una vez en su vida y rezar varias veces al día, a un católico a asistir a misa y comulgar, o a un judío a respetar el shabbat y orar? ¿Qué lleva a una peregrina besar el sitio donde fué embalsamado el cuerpo de nuestro señor Jesucristo?

En un escenario mas cercano en Latinoamérica: ¿Qué lleva a la gente a celebrar fiestas de santos, a ir de rodillas hasta el altar de una virgen después de recorrer grandes distancias o subir cerros, a pesar del esfuerzo físico, mental y económico que eso exige?

La manera mas fácil de resumirlo sería la fé. Pero, ¿qué es en si la fé?

Curioso es también que mientras muchos de nosotros asociamos la fé con la religión, no siempre es así: se tiene esperanza y fé en que un doctor puede curar a un enfermo, esperanza y fé en que el objeto de nuestro amor nos corresponda, esperanza y fé de que algun día nos toque la lotería.

Podemos encontrar muchas definiciones. Desde diccionarios, pasando por WikiPedia y muchas otras fuentes. Sin embargo, la definición que de verdad funciona, es para mí, la que mueve a la gente a profesarla: la acción de la fé.

Bien lo dice el Apóstol Santiago: "¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras?" - Aunque esto parece contradecir aquello de que "será la fé y no las obras que los hará salvos", lo importante es mantener esa fe y esperanza activa, en acción. Esto es muy importante, sobre todo si se analiza bajo la luz de las palabras de Jesús que "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".

Hace algunos días, mientras platicaba con un abogado, él me decía que si todo el mundo siguiera los 10 mandamientos de la ley de Dios (esos que dicen que no se debe robar, mentir, desear o codiciar bienes ajenos, etc.), muchos de los problemas del mundo se acabarían.

Yo tengo fé y esperanza en que este mundo puede ser mejor, pero también tengo la convicción de que este mundo no será mejor si cada uno de nosotros pone un poquito de su parte en que así sea. Servicio en la familia, servicio a la comunidad, servicio al país. Servicio. Y si nos ponemos a analizarlo, tenemos mas oportunidades a diario de las que podríamos llegar a pensar: desde los clásicos ayudar a un anciano o a un ciego a cruzar la calle o recogiendo basura de sitios públicos, hasta cosas mas "avanzadas" como dar donativos, ser voluntario en alguna actividad de beneficencia o inclusive fundando una organización propia de apoyo. Estos no solo son actos de servicio, son también actos de fé y esperanza. Esperanza en tener una comunidad mejor y un sitio mas justo para vivir para todos.

Eso va también con uno mismo. Como mencionara alguna vez un sacerdote en su homilía: para poder estar bien con el mundo hay que estar bien primero consigo mismo. Y la fé es un buen camino para poder llegar a este punto...

¿Y entonces? ¿De dónde viene la acción de la fé? - De los deseos de estar bien con uno mismo, sirviendo a los demás y tratando de hacer de este un mundo mejor. Deseos de estar bien con Dios, a pesar de todos nuestros defectos y que sabemos que nadie de nosotros es 100% bueno. De la eterna lucha del bien con el mal, no solo en el mundo; sino dentro de uno mismo, y del deseo innato de estar "con los buenos", con los que ganan, con los que dejan huella no solo en sus acciones hacia el mundo, sino en los corazones de la gente que los conocieron.}

¿Tienes fé? - Si es así, no importa en qué la fundamentas (en realidad sí importa, pero por ahora obviemos eso ;-) - Ponla en acción. Te sentirás bien contigo mismo, te sentirás en sintonía con el resto del mundo, verás al mundo con otros ojos y escucharás al mundo darte las gracias, a su manera...

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